Fue en el s.XIX cuando se consolidó una práctica que hasta ese momento era más bien minoritaria dentro de la vida musical de Europa y que nosotros hemos asumido como algo absolutamente normal: los conciertos públicos. La consolidación de la burguesía como clase dominante, permitió que este tipo de eventos tuviera cada vez más un mayor auge del que hasta ese momento había tenido. Así, por todo el continente, se construyeron espacios públicos en los que se efectuaban conciertos a los que la gente con el dinero suficiente para ello, mediante el pago de una entrada, podía disfrutar de unas cuantas horas de música en vivo. Y digo unas cuantas horas, porque las jornadas, muchas veces podían llegar a ser maratonianas.
Música
Folía de España
Esta semana les propongo escuchar más, y leer menos. Se trata finalmente de disfrutar de la música. Así que hablaremos de “les Folies d’Espagne” . Tema recurrente donde los haya durante todo el barroco y mucho tiempo atrás incluso. Su uso se extendió por varios siglos, casi todos los grandes nombres de nuestro canon musical en algún momento trabajaron con este tema. La folia es el soporte armónico y melódico de maravillosas obras que en las más variadas presentaciones han ido mostrando la maleabilidad de este tema.
Aire fresco
Entre las lecturas del verano, he tenido el gusto de leer en muy pocos días la auto biografía del pianista británico James Rhodes. Por momentos es un libro telúrico, que describe con mucha precisión el profundo dolor que ha desgarrado la vida de su autor. El poder destructivo que ejerce una violación sobre sus víctimas es absolutamente devastador. James Rhodes fue arrasado desde dentro, siendo muy pequeño. Su vida se rompió en miles de trozos justamente en los momentos en que él mundo es más luminoso. Sigue leyendo
Y un año después
Ha pasado casi un año desde la última de las entregas de este blog. Desde esa fecha llevo pensando que habría que ponerse manos a la obra de nueva cuenta. En un año pasan muchas, pero muchas cosas, y este no ha sido la excepción. Vamos, que me ha pasado de todo, pero creo que si tuviera que calificarlo, diría que en este año he aprendido mucho más que muchos que le antecedieron. No solo de temas musicales o culturales varios, sobre todo, este período de tiempo a nivel humano ha sido de caída de grandes paradigmas tanto profesionales como personales. Pongámonos en marcha.
Danzón Num 2
Es casi imposible para mi escuchar el Danzón num 2 de Arturo Márquez y no terminar con lágrimas en los ojos. Suena absurdo, emocionarse con un danzón, una danza llegada a México de cuba, pero que en mi terruño la hicimos muy nuestra. Pese a que como dije, el danzón no es mexicano de nacimiento los mexicanos crecimos escuchando entre otras muchas cosas, danzones. Quien más o quien menos tiene un padre como un servidor, o un pariente que bailó o baila muy bien el danzón. Sigue leyendo
Orfandad sobrevenida.
El reciente fallecimiento de nombres tan significativos como Pierre Boulez, Umberto Eco o Nikolaus Harnoncourt nos hace, en una primera reacción, sentirnos solos, extrañamente solos. Creo que no exagero si digo que varias generaciones crecimos bajo la amplia sombra que personajes tan brillantes proyectaron sobre nosotros. Su actividad, siempre incasable, estuvo llena de una profundidad y de una solidez intelectual que marcó a fuego el desarrollo de muchos, entre los que me cuento. Somos, y en mi caso uno de sus más humildes, hijos intelectuales de seres tan extraordinarios.
Una galaxia, muy, muy lejana.
Mi generación creció jugando con las figuras de Star Wars. Con 8 años, aún recuerdo que mi petición a los reyes fue que me trajeran “El halcón milenario”. Lamentablemente, mis reyes fueron antibelicistas y solo recibí de extranjis, vía mi añorada hermana, un C-3PO. Mi historia con la saga se cortó abruptamente tras la decepción real.
El mago
“Cuando murió Celibidache me sentí huérfano”. Son las palabras que me dijo uno de mis más queridos profesores para describir el nivel de apego que sentían muchos alumnos por el maestro, por Celibidache.
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Cuatro que son ya ocho.
Cuando en 1723 Antonio Vivaldi escribió su opus 8 bajo el nombre de “Il Cimento dell’armonia e dell’inventione” y que publicaría en Amsterdam dos años después, no imaginó que dentro de la obra había cuatro conciertos para violín que le garantizarían la inmortalidad.
«Son nata a lagrimar»
«Son nata o a lagrimar sospirar, e il dolce mio conforto, ah, sempre piangerò.
Ah, sempre piangerò. Se il fato ci tradi mai più sperar potrò.»
«Para el llanto nací y siempre lloraré la pérdida de mi consuelo.
Si nos ha traicionado el destino, ya no cabe esperar dias alegres y serenos.»